viernes, 1 de marzo de 1996

El Santo Cristo de la Vera Cruz de Carrión

* GÓMEZ PÉREZ, Enrique. El Santo Cristo de la Vera Cruz de Carrión, en Programa de Semana Santa de Carrión de los Condes. Cofradía de la Vera Cruz, Carrión de los Condes 1996. sf.


Texto completo:



El Santo Cristo de la Vera Cruz de Carrión.La Semana Santa carrionesa cuenta con una tradición histórica que se remonta a los siglos XVI y XVII. Las cofradías nacieron con una motivación religiosa, radicando su acción social en el fomento de la hermandad solidaria y el encauzamiento de la alegría popular. La cofradía de la Vera Cruz es la más antigua, y nos lo dice ya su nombre, puesto que las primeras cofradías relacionadas con la Semana Santa, son las “de la Cruz” y “de la Sangre”, remontándose su fundación al siglo XVI.
Se documenta la existencia de la Cofradía en el siglo XVI, ya que la imagen del Santo Cristo de la Vera Cruz, es una donación de Cristóbal de Carrión, que había prometido regalar una imagen del Señor Crucificado a su cofradía, si regresaba sano y salvo de México. Regresó de Nueva España en el año 1562 y se trajo la imagen desde allí.
La imagen del Santo Cristo, es un crucificado de autor anónimo mexicano, de tamaño mayor al natural, hecha de caña y papel, anterior a 1562 que es cuando llega a Carrión. Se trata de una obra importada de Nueva España, que forma parte del grupo de “cristos tarascos” o “de caña”, por los materiales con los que ha sido realizado. Esta es una técnica indígena, usada por el poco peso de los materiales, por su escaso coste y su fácil factura. Posteriormente esta técnica será prohibida en un Sínodo mexicano, por lo cual se conservan muy pocas obras de este tipo, por dejarse de producir y por la fragilidad de la materia en que se hacían, que motivaba su fácil rotura o desaparición.
La imagen del Santo Cristo fue especialmente querida por los carrioneses, sacándolo en procesión en momentos cruciales, sobretodo en época de sequía o de plagas. En el año 1629 en el desarrollo de una procesión de disciplina y penitencia contra la plaga de langosta y la sequía, tras las rogativas, el Santo Cristo sudó sangre y la langosta se extinguió. El suceso motivó que el párroco de San Andrés y el Obispo investigasen el asunto, llegando a la conclusión de que se hallaban ante un hecho de carácter sobrenatural.
La imagen hoy mantiene su devoción e invita a la contricción.
Enrique Gómez Pérez