LA PIEDAD DE GREGORIO FERNÁNDEZ DE LAS CLARISAS DE CARRIÓN DE LOS CONDES (PALENCIA).
Cinco son las imágenes escultóricas que tenemos de la Piedad, hechas por el famoso escultor barroco Gregorio Fernández, hallándose repartidas por distintos puntos de Castilla[1].
Una de ellas, datada hacia 1620, se conserva actualmente en la iglesia del Real Monasterio de Santa Clara, de Carrión de los Condes (Palencia). La iconografía de la Piedad nos presenta a la Virgen sentada al pie de la cruz sosteniendo en su regazo el cuerpo muerto de Cristo.
La devoción a la Virgen Dolorosa es muy antigua. Se veneraron en primer lugar los cinco Dolores de María, llegando luego a siete en el s. XIV y a finales del s. XV se aumentaron a quince. La Piedad o Quinta Angustia de María expresa el dolor de la Madre, que tiene en su regazo el cuerpo del Hijo.
La variante creada por Gregorio Fernández, está en los dos brazos en alto y en la ruptura de la simetría clásica del ángulo recto que forma el cuerpo de Cristo, a favor de la diagonal. Gregorio Fernández recubre todas sus imágenes de unas telas de gran valor plástico, reforzando con ello el naturalismo de la anatomía de los cuerpos.
Cinco son las imágenes escultóricas que tenemos de la Piedad, hechas por el famoso escultor barroco Gregorio Fernández, hallándose repartidas por distintos puntos de Castilla[1].
Una de ellas, datada hacia 1620, se conserva actualmente en la iglesia del Real Monasterio de Santa Clara, de Carrión de los Condes (Palencia). La iconografía de la Piedad nos presenta a la Virgen sentada al pie de la cruz sosteniendo en su regazo el cuerpo muerto de Cristo.
La devoción a la Virgen Dolorosa es muy antigua. Se veneraron en primer lugar los cinco Dolores de María, llegando luego a siete en el s. XIV y a finales del s. XV se aumentaron a quince. La Piedad o Quinta Angustia de María expresa el dolor de la Madre, que tiene en su regazo el cuerpo del Hijo.
La variante creada por Gregorio Fernández, está en los dos brazos en alto y en la ruptura de la simetría clásica del ángulo recto que forma el cuerpo de Cristo, a favor de la diagonal. Gregorio Fernández recubre todas sus imágenes de unas telas de gran valor plástico, reforzando con ello el naturalismo de la anatomía de los cuerpos.
El dramatismo de la imagen se amplía por medio del corazón con cuchillos, que hacen a María extender los brazos como desgarrada súplica al Padre, ya que en el corazón atravesado por los cuchillos se representan simbólicamente los siete dolores de María: la Circuncisión, la Huida a Egipto, Jesús en el Templo entre los Doctores, Camino del Calvario, la Crucifixión, el Descendimiento (la Piedad) y el Entierro de Cristo. La imagen de la Piedad, obra de Gregorio Fernández, estuvo durante muchos años en la ermita de la huerta del monasterio, llamada de la Madre Luisa.
En la Semana Santa del año 1945, salio procesionalmente por primera vez por las calles de Carrión de los Condes, abandonando desde entonces la clausura, al ser ubicada desde el citado año en una capilla del templo conventual[2]. Desde entonces y hasta nuestros días, sólo ha salido procesionalmente en tres Semanas Santas, (la última vez en 1998) si bien es cierto que no se trata de una imagen procesional, sino de fondo de retablo, ya que por detrás es plana, algo similar le ocurre a la Piedad conservada en la iglesia de San Martín de Valladolid, obra con la que más se asemeja, de las cinco hechas por Fernández. Es ésta una de las imágenes que actualmente goza de mayor veneración en la ciudad de Carrión de los Condes, que desde siempre ha destacado un amor especial por la Madre de Dios, en todas y cada una de sus advocaciones.
Esta obra se encuentra en relación con otra escultura, igualmente realizada por Gregorio Fernández en 1627 y que regaló la condesa de Triviana a la Madre Luisa de la Ascensión. Se trata de un bello Cristo Crucificado colocado sobre un corazón en llamas, según una supuesta visión de la Madre Luisa y que recibe culto en un retablo colateral del templo conventual. Este crucificado fue expuesto en la edición palentina de las Edades del Hombre en 1999[3] y Jesús Urrea lo considera como el prototipo del famoso Cristo de la Luz de Valladolid. La imagen de la Virgen de la Piedad, igualmente participó en la edición segoviana de las Edades del Hombre en el año 2003[4]. Enrique Gómez Pérez.
BIBLIOGRAFÍA:
[1] GÓMEZ PÉREZ, Enrique. El Museo del Real Monasterio de Santa Clara de Carrión. Cálamo. Caminarte. Palencia 2004. Idem: “La Piedad de Gregorio Fernández del Monasterio de Santa Clara”, en: El Diario Palentino. Domingo 2 de marzo de 1997, pág. 19. Palencia.
[2] GÓMEZ, Enrique y MARTÍNEZ, Rafael A. Semana Santa en Palencia. Historia, Arte y Tradiciones. Cálamo, Palencia 1999. Pág. 63.
[3] URREA FERNÁNDEZ, Jesús. “Cristo Crucificado”, en Memorias y esplendores. Las Edades del Hombre, Palencia 1999. Pág. 337 y 338.
[4] SANCHO CAMPO, Ángel. “La Piedad”, en El Árbol de la Vida. Las Edades del Hombre, Segovia 2003. Pág. 351 y 352.
[1] GÓMEZ PÉREZ, Enrique. El Museo del Real Monasterio de Santa Clara de Carrión. Cálamo. Caminarte. Palencia 2004. Idem: “La Piedad de Gregorio Fernández del Monasterio de Santa Clara”, en: El Diario Palentino. Domingo 2 de marzo de 1997, pág. 19. Palencia.
[2] GÓMEZ, Enrique y MARTÍNEZ, Rafael A. Semana Santa en Palencia. Historia, Arte y Tradiciones. Cálamo, Palencia 1999. Pág. 63.
[3] URREA FERNÁNDEZ, Jesús. “Cristo Crucificado”, en Memorias y esplendores. Las Edades del Hombre, Palencia 1999. Pág. 337 y 338.